Sin una salida clara, la guerra entre Israel e Irán podría durar semanas

Ninguno de los dos países tiene grandes incentivos para detenerse, y no hay ninguna vía obvia hacia la victoria absoluta. Mucho dependerá del presidente Trump.
junio 16, 2025

Cuando Israel e Irán se enfrentaron el año pasado, el combate consistió en episodios breves y contenidos que solían terminar en cuestión de horas, y ambas partes buscaron salidas que permitieran mitigar las tensiones.

Desde que Israel inició una nueva ronda de combates el viernes, los dos países han dicho que continuarán todo el tiempo que sea necesario, ampliando el alcance de sus ataques y provocando un número mucho mayor de bajas en ambos territorios. Esta vez, el conflicto parece destinado a durar al menos una semana, en la cual Israel e Irán están ignorando las posibles vías hacia una reducción de las tensiones.

Israel parece motivado para continuar hasta la destrucción del programa de enriquecimiento nuclear de Irán, ya sea por la fuerza o mediante nuevas negociaciones. Sin embargo, Irán no ha dado muestras de tener intenciones de poner fin voluntariamente al enriquecimiento, un proceso crucial en la construcción de una bomba nuclear, y no se sabe que Israel tenga la capacidad de destruir un centro de enriquecimiento fundamental que se encuentra a gran profundidad bajo tierra.

“Estamos a semanas, más que a días, de que esto termine”, afirmó Daniel B. Shapiro, quien hasta enero supervisaba los asuntos de Medio Oriente en el Pentágono.

“Israel seguirá hasta que, de un modo u otro, Irán ya no tenga capacidad de enriquecimiento”, añadió Shapiro, ahora miembro del Atlantic Council, un grupo de investigación con sede en Washington. “Ahora está claro que si Israel no se ocupa de esto, su campaña habrá fracasado”.

Aunque Israel ha atacado fácilmente el principal centro de enriquecimiento de Irán en Natanz, en el centro del país, carece de las bombas “antibúnker” de fabricación estadounidense que se necesitan para destruir un centro subterráneo más pequeño, ubicado en las profundidades de una montaña cerca de Fordo, en el norte de Irán. Los funcionarios israelíes esperan que sus ataques contra otros objetivos —incluyendo los altos mandos militares, los científicos nucleares y la industria energética de Irán— hagan suficiente daño como para motivar a Irán a poner fin a las operaciones en Fordo de manera voluntaria.

Por ahora, Irán parece lejos de una capitulación de esta índole, aunque Israel haya mostrado un dominio cada vez mayor en el espacio aéreo iraní, según Sanam Vakil, quien dirige el análisis de Medio Oriente en Chatham House, un grupo de investigación con sede en Londres. Aunque Israel espera provocar su colapso, el gobierno iraní sigue teniendo el control total de Irán y aún dispone de importantes reservas de misiles balísticos, aunque Israel haya limitado su capacidad de disparar algunos de ellos.

“No veo ninguna rendición por parte de Teherán en estos momentos. Nadie está ondeando banderas blancas”, comentó Vakil. “Es muy difícil imaginar que Irán vaya a renunciar a sus derechos de enriquecimiento mientras parezca que su programa sigue funcionando e Irán, como estado, esté intacto”, añadió. “Su objetivo es sobrevivir, causar daños y mostrar su resistencia”.

Mucho dependerá de la reacción del presidente Donald Trump. A diferencia de Israel, Estados Unidos tiene las municiones y los aviones que hacen falta para destruir Fordo. Analistas como Shapiro afirman que Trump podría considerar un enfoque de este tipo si Irán decide acelerar sus esfuerzos para construir una bomba nuclear en lugar de llegar a un acuerdo.

“Eso creará un punto de decisión crítico para Trump sobre si Estados Unidos debe intervenir”, dijo Shapiro.

También es posible que ahora sea más fácil para Trump intervenir sin graves consecuencias para la seguridad, dado que los ataques de Israel ya han deteriorado las capacidades defensivas de Irán.

Otros afirman que es más probable que Trump evite la confrontación directa con Irán a menos que el ejército iraní desplace sus ataques de Israel hacia los intereses y el personal estadounidenses en Medio Oriente, lo que reduciría el margen de maniobra de Trump. Desde el viernes, Irán ha evitado proporcionar tal pretexto para la implicación de Estados Unidos, y también ha evitado atacar a otros aliados de Estados Unidos en la región, incluidos Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

Las declaraciones que ha hecho el presidente Trump desde el viernes indican que su preferencia actual es aprovechar los avances militares de Israel para reanudar las conversaciones con Teherán.
Un anuncio panorámico en Teherán promete represalias tras los ataques israelíes. Foto: Arash Khamooshi / The New York Times

Durante meses, Trump ha supervisado las negociaciones con Irán con la esperanza de que Teherán accediera a poner fin a su programa de enriquecimiento sin la intervención militar de Israel.

Esas conversaciones se estancaron después de que Irán se negara a dar marcha atrás. En comentarios realizados durante el fin de semana, Trump sugirió que Irán, sometido por los ataques de Israel, podría finalmente hacer concesiones que antes no había contemplado. En consecuencia, algunos analistas afirman que Trump podría presionar a Israel para que ponga fin a sus ataques, siempre y cuando considere que Irán se ha vuelto más flexible.

“Esto terminará cuando Trump decida ponerle fin, lo que probablemente ocurrirá cuando él piense que Irán está dispuesto a ceder”, dijo Yoel Guzansky, experto en Irán del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv.

Aunque por ahora parezca poco probable, dijeron los expertos, un giro como ese tiene precedentes históricos. Los dirigentes iraníes llegaron a un arreglo igual de inesperado al final de la guerra Irán-Irak en la década de 1980, según Meir Javedanfar, quien enseña estudios iraníes en la Universidad Reichman de Israel. Tras rechazar numerosas ofertas para poner fin a la guerra, el ayatolá Jomeini acabó aceptando un acuerdo cuando los costos de la guerra se volvieron demasiado elevados, explicó Javedanfar.

“Jomeini dio un giro de 180 grados”, dijo. “Esto es de nuevo lo que espera Israel”.

Sin embargo, la historia también muestra que esto podría tomar tiempo. El acuerdo que puso fin a la guerra entre Irán e Irak tardó ocho años en alcanzarse.

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